miércoles, 4 de marzo de 2009

La desilusión al crucifijo

Cuando Omero me preguntó cómo me sentía anímicamente yo respondí: "Desilusionado". Por fin encontré la palabra. Siento que hay dos bandos: uno dentro y otro fuera. Música distinta, carriles enfrentados. Veo tu bici, aparcada siempre en la misma esquina. Sé que estás ahí. Siento que me estoy conformando tan sólo con verte. No hay cosa que más odie. Ya pasé por eso y se ha de aprender de los errores, ¿no? Conversaciones eternas me abren un atismo de esperanza en otro bando y aquella peluca blanca del siglo XVIII refleja mi negación ante la archiconocida frase de 'Cualquier tiempo pasado fue mejor'.

Pero tras la desilusión del principio, (a pesar de que veía acercarse a otra clase perdida por la acera de enfrente) me volví a encontrar a mí mismo, a mi yo creativo; a ese que crucifica a un actor en una cruz porque la Iglesia no tiene dinero para comprar un altar. Y me sentí un poco mejor. Menos desilusionado.

3 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

¿Que noo tiene dinero para un altar? Por favor, serña por altares.

Hay cosas que nunca se aprenden

BEsos

Miguelo dijo...

lo importante es ser feliz crucificando o sin crucificar jjj

Me_llaman_coko dijo...

Habrá cosas que nunca se aprendan, Luz, pero la ilusión es tener ganas por aprenderlas, aunque nunca llegues, evidentemente, a su totalidad.

Bienvenido, Miguelo, sé feliz, da igual cómo.

Un saludo