domingo, 3 de mayo de 2009

Camino hacia un sueño

Llegué nervioso, "Verás como llego tarde", les decía a Laura y a María. En la puerta me encontré con otros aspirantes a entrar donde yo quería entrar. Pared de madera y marmol blanco. La RESAD tenía su caché. ¿Estaría allí estudiando en tan sólo un mes? Al subir, mallas, flexibilidad, alternativos, hippies,... y en medio, yo, con mis botines Addidas y mi chandal negro, seguía creyendo en mí y pensando que ser actor era mucho más que un calentamiento superpreparado. Ellas pusieron cara extraña, "Jesús no entra" -pensaron. Pero ahí seguían. Riéndose del mundo y de las cinco horas que les esperaban, las suficientes como para hacerse amigas inseparables.

Nos llamaron para la primera prueba, "trabajo individual o colectivo tendente a la valoración de los aspectos psicomotrices de los aspirantes: disponibilidad corporal, energía, elasticidad, capacidad de coordinación y disociación, postura,sentido rítmico y espacial" se llamaba. Al entrar en la sala, una sala enorme, con espejos a los lados, un tribunal nos dió la bienvenida, "Seremos futuros actores, bla,bla,bla" y empezó todo. Al principio no estaba nervioso, no me ví peor que nadie, apostaba por todo y eso se notaba, aunque también era explícita mi inexperiencia. Cuando me dieron un abanico para que repitiera la secuencia que anteriormente había hecho el profesor dije "que sea lo que Dios quiera", y me puse en medio; el primero y salvo en un par de movimientos, lo logré hacer. No había ido del todo mal. Ahora tocaba esperar a que me llamasen para hacer las otras dos pruebas que me había preparado.


Me tocó el último. A tres muchachos que iban detrás mía los mandaron para su casa para que hiciesen las pruebas al día siguiente por falta de tiempo, pero a mí me tocó esperar. Durante esas cinco horas. Durante todo ese tiempo tuve tiempo de ponerme nervioso, de relajarme, de hablar con los otros aspirantes; gente muy preparada, gente soberbia porque ya se habían presentado tres veces y lo conocían todo,... y un donuts en forma de estrella que me trajeron ellas. Nunca olvidaré ese día.... CONTINUARÁ

6 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Pero no habías entrado ya?

Me_llaman_coko dijo...

jajaja, q va!!! Yo estoy en la ESAD, q es la de Sevilla, y en esta entrada que todavía no está terminada, hablo de mis pruebas de ingreso en la RESAD, q es la de Madrid.

D'accord??

Un saludo

Juan Duque Oliva dijo...

AAAAAaaaaaaaaaaa

Ok

M dijo...

Yo tampoco podré olvidar nunca aquel donut de azucar estrellado ni tu pulsera de cuero londienense que me diste antes de entrar. Fueron muchos nervios y muchísimas ilusiones; era tu sueño moreno y forfi tenía q ir con nosotros de acompañante y también él hostal prado

Porque volvamos a madrid pronto, junto al hostal prado..

Te quiero

Unknown dijo...

Oye,nene,que me tienes en un sinvivir!!!jajajaja.
Ese tipo de experiencias,aunque al final no se consiga el objetivo marcado,siempre son enriquecedoras.Conoces gente maja que merece muy mucho la pena.
Bueno,pues si continua...que no se demore mucho la siguiente entrega,eh,sevillano?

Empresa Informativa dijo...
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