
Un tirón de orejas marca el paso del tiempo en una mañana en la que muchas cosas se vuelven a repetir. Pero algo cambia, mis años ya no suman 21 sino 22.
París, Madrid, Arte Dramático, amores sin corresponder, amores no correspondidos, fantasías, hechos cumplidos por casualidad, gente que se va, gente que viene, y otros que, como siempre, están ahí...
Quizá este haya sido uno de los mejores años de mi vida, quizá haya evolucionado hacia una persona más impulsiva, más sincera, más consciente de lo que estoy haciendo y de lo que quiero hacer. Consciente de que hay que luchar por ello y de que nada es regalado.
Quizá hoy no haya sido el días más feliz de mi vida, quizá está fecha no es la más adecuada para decir gracias por estar ahí o quizá sea la más precisa. ¡Hay tantas preguntas sin respuesta...!
Muchas gracias a todos los que os habeis acordado de mí, a los que habeis estado durante este año y a los que seguirán estando durante mis 22 tirones de oreja.