domingo, 16 de noviembre de 2008

Ángeles resisten al atardecer


¿Quieres que te cuente un cuento? Un cuento sobre un descampado para vagabundos (inmigrantes no, “que traen muchos niños”), un cuento sobre la división del hombre, sobre las especies en peligro de extinción, un cuento sobre el tiempo, la muerte y sobre todo, un cuento sobre la vida. La vida en un atardecer continuo. Un atardecer en el que los ángeles se resisten a seguir inertes.
Pensaba escribir una crítica hacia las diez afortunadas personas que compartieron las butacas de la sala La Fundición. Bueno, más bien, una crítica a los menos afortunados sevillanos que se perdieron una obra en la que reina la palabra y la naturalidad; sevillanos que sólo aprecian las grandes producciones o esas señoras vestidas de bisón que van al Lope de Vega porque “hoy toca”, pero no ha hecho falta. La crítica ha venido a mí. Me han servido en una bandeja pequeños montaditos de ironía y ali-oli (a 1'20, que no era miercoles).
Tres jóvenes en una gran ciudad sin estrellas dibujan su propio entorno con trazos de tiza y carboncillo. La ciudad, llena de humo, esconde esos astros que nada más que se ven con el cielo despejado. Pero sólo se necesitan las llemas de los dedos para pintar estrellas en un cielo negro. Un panel en el que dibujas tu vida sin remordimientos. Parece mentira pero hace mucho tiempo que no veo estrellas en Sevilla, habrá que salir al campo para contemplar todo lo que nos regala el cielo, para poder pedir un deseo a una estrella fugaz, aunque me han dicho que eso ya no se lleva. ¡Qué sabrán las modas! Modas que se compran con dinero. Dinero que puede comprar de todo, hasta una jirafa disecada, cuentan en la obra. ¿Alguien tiene una jirafa disecada en su garage?
En ángeles resisten al atardecer te hacen una pregunta: ¿Salvarías la ciudad si sólo hubiese una persona justa? Realmente la respuesta es complicada. “Por esta razón, la ciudad esta llena de hijos de puta”, dicen. No se si la ciudad está llena de hijos de puta pero hay pocos justos en este mundo, hay poca gente que entienda o que razone una frase como esta: “El tiempo y la distancia están en un rincón raquítico de vuestros cerebros”. No depositemos los males de nuestra sociedad en lo más lejano de nuestras cabezas, ¿no serás tú uno de ellos? Yo, al menos, me niego a serlo.

6 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Ese es el gran teatro el que nos da reflexiones como estas.

Saludos

Dafne Laurel dijo...

Pues yo anoche vi un montón de estrellas :)

Si pusieras más espacios en los textos me daría más ganas de leerlos que si no me aprecen mu largooosss!!

Me_llaman_coko dijo...

Pues sí, luz, el teatro no sólo hay que entenderlo como entretenimiento, para mí, quizá sea más importante la huella moral que te deje que el propio entretenimiento.
Cherry, sería una noche iluminada... Tendré en cuenta tu propuesta para la próxima actualización.

Un besoo

Anónimo dijo...

Hola Jesús!!!!
Dentro de muy poquito, un blog sobre moda y curiosidades desfilará por estas calles de la red jejej espero que me visites vale?? 1besitooooo

Anónimo dijo...

oOla Jesus, soy Alvaro el de la clase, interesante blog, se nota la madera de periodista al escribir, ya tienes un lector + xD un saludo!

Me_llaman_coko dijo...

Esa anónimaaa, ya se quien eres!!! jeje. Pues deseando estoy de leer ese blog sobre moda. Cuando lo tengas hecho te pasas por aqui y te leo.
Eyy, Alvaroo, muchas graciass, se hace lo que se puede. Cuesta estar en dos vocaciones (una mayor que otra, se nota) a la vez, pero bueno,... nunca se abandona del todo. Me alegra tener un lector más.
Chao